
La Batichica del México impune
Miriam Rodríguez cambió su identidad y consiguió una pistola, acechó a los asesinos de su hija por todo el país.
En 2014 siguió los pasos de los presuntos responsables del secuestro y asesinato de su hija, Karen.
“Se cortó el pelo, se lo pintó y se hizo pasar por encuestadora, trabajadora de salud, funcionaria electoral y más, para conseguir nombres y direcciones.
Inventó excusas para conocer a sus familias: abuelas y primos que, sin saber, le daban detalles.
Ella los registraba en un cuaderno que guardaba en la maleta de su laptop, con la que hizo la investigación. Los rastreó uno por uno.”
Relata Ahmed en el texto que publicó para el New York Times.
La madre de Karen se familiarizó con los asesinos, supo sus biografías, conoció a sus amigos e incluso llegó a enfrentarlos físicamente.
Todo esto por hacer justicia a su hija.
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Así se ve la desesperación de una madre que no encuentra calma en un Estado fallido cómo lo es México, el país gótico, el paraíso impune.
En tres años logró capturar a casi todos los que habían secuestrado a su hija para pedir rescate. En total atrapó a 10 personas.
Luego de haber estado frente a los criminales, la mujer solicitó a las autoridades mexicanas que la protegieran.
En 2017, luego de haber cazado a uno de los últimos objetivos y en pleno Día de las Madres, Miriam fue atacada a tiros frente a su casa en Tamaulipas.
La gente de Tamaulipas se tomó a pecho su lucha, se indignaron por su muerte.
El municipio colocó una placa de bronce en su honor en la plaza principal. Este es el reflejo de la inacción de un Estado completamente rebasado por el crimen organizado.
A este gobierno le urge una estrategia de seguridad, pero no lo quiere entender.
En México se asesinan 11 mujeres al día. Las cifras de asesinatos ascienden al grado de un país en guerra.
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Recordemos que a principios del año 2020 se organizó una marcha “por la paz”.
Si enlistamos los atentados y matanzas que han ocurrido nos daríamos cuenta de que el crimen organizado ha llegado hasta la piel del propio Secretario de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, Omar Garcia Harfuch.
Que en periódicos de talla internacional como el New York Times, se relaten historias que parecen ser heroicas como la de Miriam, no es más que triste y vergonzoso.
Triste porque Miriam es uno de muchos casos. Karen y su madre son una estadística más.
Y vergonzoso porque México lleva años desangrándose y desmembrándose de esta manera y tal pareciera que nadie hace nada.
Este gobierno -como todos- nos queda mucho a deber. Y, sin lugar a dudas, la justicia mexicana le quedó a deber muchísimo a Miriam y a su hija, Karen.
Una placa de bronce es lo mínimo que pudieron ofrecerle. Lo que Miriam pedía era justicia, protección. Que lamentable que su historia recalque la ineficacia del Estado de Seguridad mexicano.
¿Cuándo la justicia está en manos de los civiles el Estado sale sobrando? ¿O es solo un reflejo de un Estado incompetente y fallido? Como la golpiza al asaltante en la Combi de Texcoco