

No importa cuando leas esto, este problema ha permeado en la sociedad desde el siglo pasado y, ojalá este equivocado, perdurará muchos años hasta que hagamos algo al respecto.
El más grande problema actual en los políticos: no hay que ser lo que se promete, solo parecer.
Trump no tiene por qué ser un líder fuerte, solo debe parecerlo.
AMLO no tiene por qué estar en contra de la corrupción, solo parecerlo.
Tanto el discurso político ha perdido calidad como ha sido reducido a una discusión cualquiera. Lo más recordable de los debates para la presidencia son cosas como: «Ricky riquin canallin» y el «mocha manos». Sin embargo, algunos pensarán que esto es propio de los políticos latinoamericanos, pero quien haya visto el primer debate presidencial del 2020 de nuestro vecino del norte podrá desmentirlo.
Andrés Manuel con su chiste, sosegaba las frustraciones de muchos mexicanos respecto a los políticos que acostumbramos. Pero, no dice nada, un mensaje vacío que no significa absolutamente nada, un simple juego de retórica. Una obra publicitaria que da votos, pero que está vacía en el fondo.
Trump interrumpiendo a Joe Biden solo quería mostrar que era un líder fuerte que podía hacer con su contrincante lo que él quisiese. Desde mi perspectiva su comportamiento carecía de educación y era propio del pésimo gusto, pero estoy prácticamente seguro de que ese tipo de comportamiento soez y grosero es el que quiere ver gran parte de la población americana. Estoy seguro porque Trump tiene un grupo de mercadólogos detrás como cualquier político grande.
¿Qué pasaría si el presidente tuviese que comprobar que todo lo que dice es cierto? ¿Si Trump no pudiese hacer afirmaciones falsas y salir airoso?
Lo preocupante de todo esto, es que terminamos hablando en un metalenguaje (en un lenguaje no explicito), un cumulo de imágenes vacías que no significan nada pero que con base a ellas tomamos nuestras elecciones.
Este es el problema de raíz. Cuando un comercial como el de “El hombre más interesante del mundo” implícitamente dice que un hombre interesante toma cerveza no te lo dicen con palabras porque suena estúpido, te lo dicen con imágenes. Cierto o no, no importa, lo parece y funciona. Pregúntenle a Coca-Cola, la cual vende refresco, sino felicidad embotellada.
Los políticos están aprendiendo cada vez más de las marcas.
¿Solución?
Guy Debord en “La sociètè du Spectacle” proponía usar estas mismas imágenes para luchar contra esta nueva forma de retórica. Sin embargo, el mercado es tan maleable que puede capitalizar estás mismas imágenes de contracultura para sí mismas, como la cara del Che en todas esas playeras vendidas.
La única solución que he dilucidado en este desierto de espejismos es trascender la discusión política, aceptar nuestros sesgos y trabajar sobre ellos. Hacer el trabajo de contraponer las ideas de forma justa, en igualdad de condiciones. Caricaturizar el bando opuesto es lo más común y lo más cómodo…
No hagan de la política una discusión sobre qué equipo de futbol es mejor, porque si todos gritan y nadie escucha. No iremos a ningún lado.
Texto por Carlos Righetti
2 comments
Rafael Adrián Zárate
octubre 6, 2020 at 9:12 pm
Gran aporte compañero, me parece que la solucion que plantea como conclusión es acertada a nivel personal.
Enrique Avila
octubre 15, 2020 at 5:36 pm
Creo que es el artículo de opinión mas conciso que he leído al respecto, sigan así con el buen contenido