
A partir de este mes se retendrán impuestos impuestos en Airbnb y aplicaciones similares de renta de inmuebles o habitaciones.
Un problema es que está más orientado a personas físicas, las personas morales seguirán sin serles retenidos impuestos pero estas están más expuestas a la fiscalización.
El SAT recaudará los impuestos, que está muy bien, pero no se tiene claro a qué se destinarán, se irá directo a la tesorería federación y después de sabrá por la ley de egresos en qué se gastara.
Plataformas digitales y Airbnb preponderantemente ha destruido dinámicas urbanas alrededor del mundo en una especie de gentrificación turística de las zonas mejor equipadas urbanísticamente en ubicación, transporte, etcétera.
Algunas autoridades, como por ejemplo en la ciudad de Ámsterdam en los Países Bajos ha logrado reglamentar el porcentaje de ocupación de rentas de inmuebles completos por temporada, es decir: puedes rentar tu casa cierto tiempo pero no todo el año. Para que la ciudad siga siendo auténtica y no un parte temático lleno de turistas que expulsa la vivienda céntrica y las actividades de los habitantes permanentes de una población.
Está muy bien que se cobre impuestos, sí, lo malo es que debe acompañarse de medidas que beneficien a la comunidad. Ni que todos los edificios se renten por Airbnb ni que se prohíba, un balance puede aportar mucho si los impuestos se localizan y traen mejoras a la comunidad.
Por ejemplo: si en la Colonia Roma en Ciudad de México hay muchos Airbnbs, pero los impuestos localizados se traducen en mejores calles, transporte público y seguridad, y se limitan a máximos días al año las rentas, hay una posibilidad que el turismo que use Airbnb y los dueños de los inmuebles contribuyan gastando en los comercios locales y pagando impuestos, evitando la expulsión de gente en la zona y fomentando la diversidad de estratos sociales, que es lo que hace más eficiente y funcional a la ciudad. Va a poder haber restaurantes pero también fonditas. Los dineros de los impuestos localizados podrían ser con datos provistos por las mismas aplicaciones, y los impuestos o parte de ellos dados a las autoridades locales etiquetados para su uso en esas partes de la ciudad y otra parte en zonas menos favorecidas y aledañas, así el área de influencia de los beneficios puede ir creciendo, incluyendo a zonas que no participan actualmente de la derrama económica del turismo pero que en algún momento pueden volverse atractivas. Esos impuestos también pueden ser enfocados a vivienda asequible para que gente de estratos económicos no privilegiados también pueda vivir en zonas cerca de su trabajo y con una infraestructura urbana de calidad.
Como en todos lados, si la gente ve sus impuestos trabajando, más querrá contribuir.
Ojalá las autoridades y legisladores tengan conciencia de esto y puedan establecer mecanismos para que los impuestos recaudados de Airbnb y similares se reflejen en el bienestar la comunidad.
Así podría pasar con otros rubros:
– Parte de los impuestos a coches, como tenencias, ISAN, etc. para hacer mejores calles y transporte público.
– Parte de los impuestos a la gasolina para fomentar energías limpias.
Puede sonar muy «progre» pero al final con propuestas y exigencia a nuestros representantes y gobernantes, algo se podría lograr.
Algunas de este tipo de iniciativas se alcanzaron con fideicomisos como los que se ha votado que desaparecerán recientemente, pero esa ya es otra historia…