
La Suprema Corte es quien definirá el futuro de este país, no el presidente.
Por más que gobernadores, congresos y el presidente se empeñen en pisar la ley, la Suprema Corte -hasta ahora-está mostrando estar a la altura de las circunstancias.
El gobernador de Baja California -con el aval de su Congreso local – quiso extender su mandato ilegalmente. La Suprema Corte lo paró.
El gobierno de Tabasco eliminó las licitaciones para poder adjudicar directamente en “proyectos estratégicos de infraestructura y energía” (o sea la refinería). La Suprema Corte acaba de anular esa reforma.
El presidente quiere beneficiar a las empresas estatales cerrándole la puerta a las renovables. El asunto está en la mesa de la Suprema Corte; de igual manera el acuerdo por el que las fuerzas armadas llevan a cabo labores de seguridad pública.
Así se vive en un país en democracia. Con pesos y contrapesos institucionales.